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Si no has visto alguna película o serie y quieres verla no leas la entrada, igual he puesto algo importante. :D

domingo, 8 de junio de 2014

La leyenda del samurái (47 ronin) y el hombre sin emociones.

Lo primero que tengo que nombrar sobre esta película es su estética. Carl Rinsch presenta una historia que resalta en la pantalla de una forma muy atractiva, que acompañada de unos buenos efectos especiales, resalta en un cóctel muy agradable.
La primera mitad del filme es una versión larga del video musical From Yesterday de 30 seconds to mars, de echo, no me habría sorprendido ver a Jared Leto asomando por alguna de las murallas. Lógicamente, esto no lo puntúo como algo negativo, al contrario, me parece algo totalmente adecuado para rodear la trama. La pomposidad de las escenas hacen que te sientas como un verdadero espectador de cine japonés.
Sin embargo, he de decir que me he enamorado de la actuación de Rinko Kikuchi en su papel de bruja mala. Quizás no sea el personaje más importante de la película, pero a mi parecer es el que más aporta y asombra en 47 ronin.
A la cabeza del proyecto se encuentra Keanu Reeves, gran actor, pero no en esta ocasión. Probablemente sea el papel que interpreta, pero su carencia de gestos y su personaje plano hace que lleguemos incluso a aburrirnos.
El guión es relativamente simple. No vemos una historia complicada que requiera darle al coco para solucionarla, sino que todo se soluciona a base de cortar cabezas y hacer artes marciales. Incluso le sacaría un fallo que a mi parecer debilita bastante la película y es que, lógicamente, la chica guapa enamorada del protagonista está atrapada por el malo malísimo, pero ella no le aporta nada al último. La escusa para el encuentro entre protagonista y antagonista es otra distinta, por lo tanto, ¿Por qué mantenerla a ella, para lograr un final más sentido?
Sin embargo me quito el sombrero con los efectos especiales. Limpios, trabajados y sorprendentes desde la primera escena de la película.
Otro punto a favor es el final, fuera de lo que podríamos haber imaginado. Aquí si gana la coherencia frente al final feliz, ya que matar al protagonista en la última escena después de que todo se hubiese solucionado es una clara llamada a la sorpresa. Aún así, nuestro protagonista no muestra ni una sonrisa de satisfacción ni una pequeña lágrima al separarse de su amor (repito, quizás son cosas de guión).
Es una película que entretiene, pero no emociona. Recomendable para pasar un rato, eso sí, armaros de paciencia porque en algunos momentos sus dos horas de duración se hacen un poco pesadas.

Nota: 6/10

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