Yo reconozco que es un trabajado impresionante, y más teniendo en cuenta que es una película de 1988, pero la estética que da el manga a mi personalmente no me llama la atención. Sin embargo si me gustaría señalar que me he quedado bastante alucinado con la cantidad de planos utilizados (para la época no solo novedosos en el manga sino también en el cine convencional), además del realismo y detallismo de cada uno de ellos.
El fallo probablemente sea mío, es decir, si hubiese visto la misma película (hasta la media hora final, luego explico) con personajes de carne y hueso mi opinión habría cambiado, pero bueno, cada uno tiene sus gustos, ¿no?
Con lo que he dicho antes de la media hora final me refiero a que la película, transcurrida ya hora y media, comienza a desvariar de una forma increible. Desde el principio hay cosas algo fuera de lo normal, situaciones extrañas que poco a poco se van resolviendo, pero en el momento en el que uno de los personajes comienza a mutar en una especie de Jabba gigante yo me echaba las manos a la cabeza. Quizás sea porque no estoy familiarizado con el tipo de cine, pero me parece que dicha exageración aleja al espectador de la película (aunque bueno, la exageración rodea directamente a casi todos los personajes manga).
Lo que sí me ha gustado ha sido las expectativas creadas durante toda la película con el tal Akira para luego decepcionar a los personajes y sorprender a los espectadores. Aunque digo lo mismo, después de este punto, me parece innecesario su aparición en el final una vez se nos había explicado ya el por qué de su situación.
Admiro el trabajo de Katsuhiro Ohtomo, pero sintiéndolo mucho, no es de mi devoción.
NOTA: 4/10
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